jueves, 12 de diciembre de 2019

MARATÓN DE ATENAS'19 - "La Auténtica".

Qué tal amigos !!!


Mucho tiempo sin comparecer por este blog, pero es que no da la vida para nada…
Ahora bien, ya que no podemos comentar todas las carreras y algo de la preparación realizada para cada una de ellas… que menos que comentar en el blog, para que queden para el recuerdo aunque sea para mí, las grandes batallas, esas que a uno más le gustan, las del Maratón (siendo importantes todas las distancias, por supuesto).
En este caso, os contaré la que llaman “La Auténtica”, la que transcurre del pueblo de Marathon a Atenas, la que recorrió Filípides para comunicar la victoria ante los persas.





Quien me mete el gusanillo para este Maratón, no es otro que el mismo con el que correré la carrera y con el que compartiré viaje, el amigo Víctor (Victillor), con el que (junto con Óscar) comparto unos días estupendos en tierras helenas.
Todo ello sucedió en el Trofeo San Lorenzo. Yo me encuentro inmerso en un plan de ocho meses enfocado exclusivamente a buscar un punto álgido de forma para al Maratón de Sevilla, el 23/02/2020.
A mitad de ese periodo, se metería un maratón a modo de “tirada larga”, para que el cuerpo recuerde la distancia, pero sin desgastar en objetivos de marca.
En este contexto, es donde Víctor, en el trofeo San Lorenzo, me “vende” este Maratón.

En el Trofeo San Lorenzo, en Julio,
donde se fraguó todo.


Este Maratón, no es una carrera que me suene desconocida. Mis amigos Carlos y Álvaro la corrieron  hace un par de años y ya iba avisado que “ojito, que la carrera se las trae”.
Los comentarios de los hermanos Zaragoza y el perfil publicado en la web de la carrera, me hace tener una cosa clara: para no sufrir en Atenas y hacer un trabajo que también vendrá bien para Sevilla, la mejor manera de preparar este Maratón es meter tiradas con perfiles poco llanos y, sobre todo, meter al menos un par de tiradas en la Casa de Campo con Garabitas + Tapia: “si quieres conseguir un objetivo, entrénalo” (y aún así, no lo asegura).

Es por ello que, para asegurar el Sub 3 en Atenas sin gastar más de lo necesario, debo hacer este entreno entre 4:15/km y 4:10/km. Y así se hace en ambos casos; la primera vez a 4:16 y la segunda a 4:10 clavados.

El viernes, 8 de noviembre, por la tarde, ya estoy en Atenas con estos dos fenómenos, tranquilamente alojados en nuestro apartamento para “teenagers” y cenando tranquilamente en el que será uno de nuestros sitios de referencia.

Con Óscar y Victillor.

El sábado “free tour” para conocer la parte mitológica de la ciudad, recogida del dorsal y recepción del resto de la expedición (Nico y Mary, Pablo y Silvia, y el bueno de Chusso -echamos de menos a Cheve y Gabi, a los que la mesa electoral privó a última hora del viaje-) y cena típica previa pre-maratón en grupo.

El domingo llega el momento de enfrentarse a esta increíble distancia. No me canso de decirlo maratón tras maratón… es difícilmente explicable lo que esta distancia hace sentir al corredor…
La verdad es que he dormido de manera insólita… el hecho de no tener objetivo ni presión alguna y saber que esto es un entrenamiento de calidad, ha hecho que empalme seis horas y medias seguidas durmiendo… algo inusual (en mi caso) justo la noche anterior al Maratón.

Desayuno previo en la habitación con Victillor, vestimenta de “romano” (bueno, de “griego” en este caso, jeje) y a Syntagma a coger los autobuses que nos llevarán al mítico pueblo de Marathon, donde comenzará la “batalla”.

Ahí nos juntamos con el resto de amigos de FFDR con los que habíamos cenado el sábado (Nico, Chusso, Pablo, Grillo y Leo).
Ya en el autobús, rápidamente nos damos cuenta que estamos yendo por la misma carretera por la que volverá la carrera, puesto que estamos viendo marcados los puntos kilométricos… y empezamos a ser conscientes que no van a ser “dos cuestecitas” cualquiera… la tendencia descendente hasta Maratón (que será ascendente en carrera) es más que evidente y hay al menos tres puntos, donde las subidas son de cierta relevancia…

Con este panorama, llegamos en unos 40 minutos de autobús a Maratón. La verdad que es bonito estar en la zona donde, supuestamente, comenzó todo en esta distancia y en esa pista de atletismo construida al efecto.
Ya allí, últimas pasadas por el baño, deseos mutuos de suerte para la carrera y cada uno a su cajón (no sin la previa foto de familia).

Nico, Chusso, Loydi, Grillo, Leo y Victillor

Me encamino junto con Victillor a la parte delantera de los cajones, justo detrás de los atletas de élite.
Coincidimos con un corredor gallego que se nos acerca, Lorenzo, y que nos pregunta por nuestro objetivo. Claramente le decimos que Sub3 “pelao” y para casa, que esta carrera no es para más… y no hemos venido a desgastarnos en exceso. Él nos dice lo mismo, suele hacer alrededor de Sub2H45 habitualmente pero que, en esta carrera, con estar por debajo de 3 horas es más que suficiente.

Tras esta charla, llegan un par de momentos entrañables. Por un lado, la entrevista del speaker a Fabio Baldini, el maratoniano italiano campeón olímpico en 2004 en este mismo recorrido, que correrá de nueva esta carrera y; por otro, un momento sin duda único, como es el juramente maratoniano que, la verdad, pone los pelos de punta.


El campeón del Maratón de los JJOO de Atenas 2004, Fabio Baldini 

Transcurrida todo esta “mística”, llega el momento de ponerse “zapas a la obra”.
La estrategia por mi parte es clara y creo que Víctor la comparte. La verdad que yo llevo los objetivos bien dibujados en mi cabeza:
  1. -       Del 1 al 10 los parciales deberían sacarse a 4:05/km.
  2. -       Del 10 al 15 podemos ir a un 4:10/km
  3. -       Del 15 al 20 puede sacarse a 4:20/km.
  4. -       Del 20 al 31-32 (la parte más dura de la carrera), podemos irnos hasta 4:30/km.

-       De ahí a meta, ahí sí, con un 10K favorable, bastaría con mantener un 4:05-4:10/km para asegurar sin más ese Sub3.
Para ello, adicionalmente, serían importantes dos factores:
-       Saber mantener la calma cuando, en la parte más dura de la carrera, los kms. se vayan por encima del ritmo medio necesario para asegurar un Sub3.
-       No separarse, como bien nos advirtió un corredor griego en la entrega del dorsal, ni un sólo momento hasta el km. 32, km. en el que finaliza lo duro de la carrera, como requisito imprescindible para asegurar el Sub3 en esta carrera.

Con éstas, nos ponemos manos a la obra.

El cielo en ese momento está nublado y no hace mucho aire (aunque las previsiones decían que, no tardando, entraría algo de aire de cara).
Unos segundos antes del pistoletazo cae un “sirimiri” que, con ese cielo, para mi es ideal para correr, aunque obviamente, no va a aguantar así toda la carrera… y es que… a los cinco minutos de comenzar el maratón… sin venir a cuento de nada, cae una tromba bestial de agua de unos 10 minutos que nos dejará empapados para toda la carrera.
Me da miedo la posible humedad que una salida del sol pueda provocar (la verdad que, por suerte, no se transformó en humedad "dura" el resto de la carrera, pero la ropa calada, ya no nos la quitó nadie…).
Recuperada la normalidad tras la “ducha”, pasamos en km.5 al lado de las playas de Maratón, rodeando el Túmulo de los Atenienses (levantado en recuerdo de los atenienses que perdieron la vida en la batalla de Maratón). Primer 5.000 a 4:02/km.

La verdad que los primeros 10 kms. del Maratón son pura “tabla”, planos, para correr con todo el gusto del mundo, pero… es momento de mantener la cabeza y no excederse…, el castigo que esconde la carrera sabemos que está aún por llegar.
En esta tónica “continuista” cumplimos el segundo 5.000 (paso por el 10K). Este segundo parcial se clava a 4:05/km.

Adicionalmente, lo cual resulta importante para una carrera de este tipo, hemos conseguido hacer grupo con gente que parece “saber a lo que juega”, especialmente un corredor británico espigado y un corredor sudafricano que ha decidido cumplir en “La Auténtica”, su maratón número 100 (ha hecho 67 de ellas por debajo de 3 horas).

Victillor y yo. El de la gorra, el "héroe" sudafricano.

A partir del km.10 empieza a cambiar el tema. El recorrido empieza a “picar” ligeramente hacia arriba (no dejará ya de subir hasta el km.32) y, además, las previsiones se cumplen y el aire comienza a entrar algo de cara.
Además de esta tendencia ascendente, en este 5.000, nos encontramos la primera de las cuatro grandes  “colinas” dentro de dicha tendencia, donde el desnivel se hace aún más notable. Está entre el km.12 y 13. Los pulsos están frescos y aún no se rozan límites “altos”, pero regulamos con mucha cabeza. Tras esa primera “colina”, seguimos paso firme para pasar el km 15. Este 5.000 se hace a 4:09/km.

Las sensaciones son buenas y seguimos bastante enteros, pero sabemos que ya, hasta la Media, entramos en un terreno de toboganes que encierra además la segunda colina “crítica”, que nos llamó ya la atención desde el autobús, la del km.16.
Le digo a Víctor que debemos olvidar el ritmo, que el objetivo en esta colina es no entrar un sólo segundo en la zona anaeróbica del pulso y recuperar luego la tranquilidad del corazón y esos posibles segundos que se nos puedan ir subiendo, en la bajadita posterior. Así lo hacemos.
Mucha cabeza y paso posterior de la Media Maratón en 1H27’25” (a 4:16/km este parcial desde el km.15). Víctor me había hablado en la salida de pasar la Media alrededor de 1H26’, pero ya conocéis mi “hobbie” de contar segundos de ventaja -o desventaja- respecto al plan propuesto…
En este caso, a pesar de que es un minuto más de lo que decía Víctor, llevamos colchón de segundos respecto a la planificación que os comentaba al principio, por lo que no me preocupaba ese minuto de más… y creo que a Víctor tampoco. Ahora empezará la verdadera “fiesta”.

Los kms. hasta el 25 son en constante subida. Ya sabemos que los parciales se van a ir y es el momento de mantener la cabeza fría y no llevarse por el nerviosismo. Hay una planificación y sabemos que desde el km.20 hasta el km.32 (la parte más dura de la carrera), se puede ir a 4:30/km para cumplir el objetivo.
La verdad que la carrera se empieza a hacer dura para algunos miembros del grupo, que se va desmoronando poco a poco, excepto Víctor y yo, que siempre nos mantenemos en posiciones delanteras. Yo se lo digo siempre a Víctor: “yo no paso de 164 ppm. cuesta arriba…”. La verdad que, sin acercarme aún a ese pulso, da para pasar el parcial a 4:26/km (y meter otro poco de colchón de segundos, jeje…).

Comandando con Víctor después del paso de la Media.

Km.25 y seguimos controlando bien la carrera. Tengo muy presente que, este parcial, tiene dentro de su continua subida la tercera “gran colina” a considerar, en concreto durante el km.26 y parte del 27.
Vuelta a lo mismo… No entrar en anaeróbico en las “rampas duras” y administrar la planificación, cada vez con más colchón, para llegar a ese km. 32 bien. Todo en orden, dosificando, regulando y, la verdad,  sorprende el ratio de este parcial después de tanta cuesta, puesto que el pulso ha dejado hacer este 5.000 a 4:17/km (no solo cumplimos la planificación, además, van entrando segundos al “zurrón” cada 5000).

Del km 30 al 35, de todo aquel grupo que compartimos kms. la primera parte de la carrera… sólo quedamos un corredor griego, Victillor y yo.
Le preguntamos al corredor griego, que nos comenta que sólo queda una cuesta dura (cuarta colina) hasta el 32 y luego, para abajo hasta Atenas.
Me pregunta Victillor:
-       "¿Cuándo tiempo llevamos subiendo?"
-       "Toda la vida Víctor, toda la vida…"
Esta última subida se enclava dentro de un puente y, la verdad que la animación, en este punto, es bastante ensordecedora, lo cual, es de agradecer para ese último arreón duro de la carrera. Sigo jugando a no pasar en las pendientes duras esas 164 ppm y, cuando lleguemos arriba, a “dejarse llevar” hasta meta.

Una vez arriba, Víctor, que sabe que voy con la calculadora, me vuelve a preguntar:
-       "¿A cuánto podemos ir para el Sub3?"
-       "A 4:20 hasta meta nos sobrarían aún unos cuantos segundos. Yo me voy a clavar a 4:15 Víctor y no quiero saber más. Mi guerra está en Sevilla y yo ya he cumplido el objetivo hoy aquí…" (como dicen en el mundo de los galgos, “carrera que no da el galgo, en el cuerpo se la lleva”).

Seguimos en todo caso juntos hasta el 34… pero ya veo yo que Víctor está como un gato encerrado en un cuarto…, tiene ganas de más juerga, jeje.
-       "Víctor, tira, yo no me voy a mover de aquí y tú tienes ganas de más. Yo ya me pongo en “modo Sevilla”.
-       "Sí (me dice), yo es que ya hasta New York en noviembre de 2020 no corro más maratón…"
-      "Venga, dale, allí nos vemos. Ya hemos cumplido el objetivo y hemos hecho juntos hasta el 32 como hablamos".

El terreno es totalmente favorable desde el 32 y se podría apretar todo lo que quieras. Cumplo este parcial hasta el 35, con dos kms. de subida y tres ya en bajada, a 4:10/km (un pelín más rápido, pero voy bien, sin gastar un ápice…).

El parcial del 35 al 40 sigue siendo totalmente favorable, pero se dan dos circunstancias, la primera de ellas que empieza a llover (algo que no me disgusta aunque quizás, mejor un pelín menos de intensidad…, pero se lleva) y luego, este parcial, nos sorprende con las mayores rachas de aire de cara. Por suerte son puntuales y no afecta al ritmo llevadero que me he propuesto hasta meta (marco este 5.000 a 4:09/km).

Los dos últimos kms. de la carrera empiezan con la famosa “Estatua al corredor”.

Con el Monumento al Corredor

Luego, tras un par de giros por las calles de Atenas, entras en el ultimo km. final donde ya el terreno no es que sea favorable… literalmente ese último km. es para tirarse a tumba abierta….
… Pero como estamos por no gastar, pues seguimos ajustándonos a lo planeado, aunque es cierto que es imposible no ir un pelín más rápido con ese km. final (marcaré el último 2.000 -y 195 metros- a 4:05/km).

En esa locura de bajada final

La verdad que una vez terminado esa bajada final, la llegada a meta es sencillamente ESPECTACULAR!!!!.
La grandeza del verdadero Estadio Olímpico de los Juegos Olímpicos de la Era Moderna, el Kallimarmaro, con su imponente mármol blanco, su tartán negro, incrustado en medio de la ciudad pero, al mismo tiempo, en medio de un pequeño bosque, hacen de esta llegada, seguramente, la llegada a meta más espectacular que haya visto en un Maratón… y he corrido 29 maratones (con esta) y las seis grandes… Es una llegada que, creo, que hay que vivirla, no puede explicarse con palabras…


Dedico esos metros, dentro del estadio ya, a disfrutar de la grandeza del mismo, mirar a uno y otro lado y sentirme afortunado de terminar un Maratón en el Estadio donde empezó todo en la Era Moderna y, donde, cuando no sabía que acabaría dándole a esto del correr, sobre un tartán donde vi proclamarse campeón y subcampeón del mundo a Abel Antón y Martín Fiz en el año 1997.

Totalmente "anonadado" y disfrutanto
del Kallimarmaro, el primer estadio olímpico
de la Era Moderna.

Al final, cruzo la meta en 2H56’37”, meta donde me espera el amigo Lorenzo, que apenas ha entrado unos cinco segundos antes que yo y Victillor, que entró unos 50” antes que yo en ese apretón que se pegó al final.
Objetivo cumplido más que de sobra y a dejar la “pólvora” no utilizada para en la “recámara”.

Con amigo Lorenzo.

Y Victillor captando el momento.

Luego llega el momento de las felicitaciones, fotos, besos y abrazos… tanto con el amigo Victillor, con el que henos compartido una gran carrera y muy buenos momentos en ella, como con otros varios corredores, especialmente el “maratoniano centenario sudafricano”, que merece todos los honores un día como hoy.

100 maratones contemplan al sudáfricano, esta de Atenas,
también por debajo de 3 horas (68). Héroe !!.

Momento luego de recoger la medalla, la ropa e irse a la grada a ver cómo, uno a uno, íbamos recogiendo en meta a todos los maratonianos de la expedición, hasta que todos ellos completaron esta bonita batalla. 

Con la medalla y Victillor.



Respecto a la carrera en sí, pues comentar que, además de la dureza ya explicada a lo largo de la crónica...



... Pues es una carrera que a mí me recuerda mucho a Boston.
Te llevan en autobús a una ciudad (Marathon en este caso) donde te “dejan” y, desde ahí, tienes que volver por carretera a Atenas.
Es cierto que es carretera todo el rato y eso puede hacer pensar que es “pesado”, pero el paisaje es bonito por toda esa zona y, por supuesto, al “estilo Boston”, atraviesas cinco o seis zonas donde las poblaciones salen a la carretera a animar en cantidad y calidad, con bailes típicos griegos y con un montón de niños con sus medallas, medallas que han conseguido en las carreras que se celebran en la zona con ocasión del maratón.
Luego, ya en la ciudad, como cualquier maratón, gente animando por las calles (cada vez más cuanto más te acercas a la zona del centro de la ciudad y la meta) y, como he comentado durante la entrada, con varios momentos “místicos” que la hacen una carrera a considerar.

-       El hecho de ser la “Auténtica” de Maratón a Atenas.
-       El estadio de Maratón del que parte la carrera.
-       El juramento maratoniano.
-       El paso por el Túmulo de los Atenienses, y;
-       Por supuesto, ese final colosal en el Kallimarmaro difícilmente equiparable a cualquier otro…



Consecuencia de todo ello, tenemos ya la medalla en casa y, aunque no fuéramos al 100%, la correspondiente semanita de “descanso” posterior (apenas algún rodaje para liberar toxinas la semana siguiente) es recomendable.
Pasada esa semana, nos hemos puesto ya con la parte específica del objetivo de este plan de ocho meses, plan que se inició el 1 de Julio y que está orientado, como comentaba al principio, a conseguir obtener el mejor rendimiento posible el día 23 de Febrero de 2020 en mi maratón talismán, Sevilla.



El Míster lleva años pidiéndome ocho meses para preparar bien un maratón y se los hemos dado.

Ahora, 14 semanas por delante (bueno, ya llevamos tres y nos quedan poco más de 10 por delante) hasta el día D, semanas de las que os voy informando a través de mi cuenta de Instagram, para el quiera seguirme.

Por último…, para cerrar esta entrada, os dejo alguna foto gastronómica, de las cervezas griegas y de lo bien que lo pasé con un grupo de gente estupenda, especialmente con Víctor y Óscar, con los que además compartí alojamiento y algún día más que con el resto de la expedición.

Las cervezas...






La gastronomía






Y Atenas !!.







Os cuento en el blog después de Sevilla, vaya la cosa como vaya!!. Mientras, nos vemos por Instagram!!




miércoles, 1 de mayo de 2019

MARATÓN DE BOSTON'19 - Sueño completado!!. El "rosco mágico" ya está en casa.


Muy buenas amig@s.

Aquí estamos de nuevo, unas semanas después de Tokyo, para trasladaros lo vivido en Boston, un lugar que para siempre va a quedar grabado en mi corazón, pues el destino quiso que en un reto de varios años, Boston haya sido el lugar en el que se ha culminado el circuito World Marathon Majors.
El objetivo en Boston no era otro que traerse el “rosco”, traerse esa medalla que certifica que has completado las 6 grandes y que por fin, ya está conmigo y no voy a esperar al final de la crónica para mostrarla… aquí la tenéis!!!.


Llegar a ella ha tenido su camino, no sólo en lo que a la propia maratón de Boston se refiere, sino en lo que a evolución personal y deportiva ha significado.

Empecemos centrándonos en la Maratón de Boston.

Quienes me seguís a través de las redes sociales (Facebook e Instagram) observaríais en mis publicaciones semanales que, aunque todo iba bien, mi preocupación principal era no lesionarme  estando a las puertas de tan bonito acontecimiento.

No iba a por marca en ninguno de los dos maratones, ni en Tokyo ni en Boston. Apretaría algo más en Tokyo (y aún así reservé por Boston), pero no iría a por marca en ninguno… eso sí, aunque no vayas a pegarle duro, no dejan de ser dos maratones en seis semanas, con los largos viajes (opuestos), el turismo de Japón por el medio, dos jet lag en poco más de un mes, desajustes, etc… más trabajo y demás por el medio, que no paran ni perdonan…
De ahí, que aunque los entrenos salían donde yo quería, lo principal era “dar gracias” cada semana porque todo siguiera en su sitio… Nos ponía más cerca de ser uno de esos 4.000 privilegiados en tener la “gran medalla”.

Con estas, somos capaces el viernes 12/04 de ponernos en buenas condiciones en el avión que nos lleva a Boston, acompañado de mi buen amigo Jaime.


Será una experiencia que viviremos los dos solos, sin más compañía, compartiendo cama y colchón (y además de verdad, jajaja), y la verdad que todo ha salido fenomenal y no ha habido problema alguno con nada (tampoco tenía por qué).

El mismo viernes, nada más aterrizar, nos da tiempo a ir a la Feria del Corredor, coger el dorsal y, en mi caso, el pequeño “extra” añadido que hay que recoger cuando vas a correr para completar la sexta de las grandes.
No puedo ocultar que siento ya en la Feria ciertos escalofríos y cierta emoción en este momento puntual.



Sábado y domingo tocó turisteo, controlando bien para no agotarse, si bien, Boston, además de ser una ciudad maravillosa y totalmente distinta a todo lo visto hasta ahora en América (con un toque más “british - irish”), no es una ciudad excesivamente grande, por lo que tenemos tiempo los días anteriores y posteriores para distribuir correctamente la ciudad y verla de sobra sin excesivos agobios.

Sin olvidar nunca la "carga de hidratos"
No fue el turismo para nada mi mayor problema… mi mayor problema fue el descanso, y no porque no hubiera tiempo para ello en nuestro acogedor y céntrico apartamento, sino porque mis horas de descanso fueron pocas y de muy muy baja calidad, a pesar de tener horas de sobra para descansar…

Uno había corrido hasta ese momento 27 maratones, pero una cierta ansiedad me está venciendo.
Las ganas de ponerme en la línea de salida, de conseguir esa medalla, de que todo vaya bien, de que no pase nada, que no haya imprevistos, etc… no están haciendo otra cosa que quedarse en el disco duro (aunque intenté no hacer caso) y hacer mella en mi descanso, lo que unido al jet lag, etc, hace que a pesar de pasar horas suficientes tumbado, de más vueltas que un molino, con el agobio que ello supone, entras en bucle, etc… y ni música relajante, ni nada…
Apenas logro entre las tres noches previas a la carrera, dormir 12-14 horas, lo cual es poco descanso, (más un jet lag por el medio) para enfrentarse al maratón.

Pero bueno, el lunes (Boston se corre en lunes, es festivo, el “Patriots Day”), me levanto con la energía positiva de que hoy debe ser un bonito día para mi, un día que llevo soñando años.

A las 4:45 estamos ya en pie para desplazarnos al parque de Boston desde el cual salen los típicos autobuses de “Otto, el de los Simpsons”, que nos esperan para llevarnos al pueblo donde tiene lugar la salida, Hopkington.
En este sentido, Boston es un maratón muy parecido a New York, puesto que tienes que levantarte a las 4:45 AM para empezar a correr a las 10:00 AM, la logística de que te lleven a un pueblo y te suelten por la carretera hasta legar a Boston, es lo que tiene.
Hay que coger metro para ir a los autobuses, montar en los autobuses, ir a Hopkington y estar allí esperando en las carpas dos horas hasta que te dan paso a la zona de salida…
Todo, eso sí, perfectamente organizado y donde no falta de nada en esos tiempos de espera… café, té, baggles, fruta, geles, baños…
En mi caso,  yo me llevo mi propio desayuno, puesto que yo no soy de experimentar el día de la carrera.
Boston tiene una organización espectacular digna de elogio y felicitación. Se nota que nadie lleva más años organizando un maratón (123ª edición, no lo olvidemos).

Esperando en las carpas antes de acceder
a los cajones de salida.

Después del repaso al “pre”, empezamos a centrarnos en la carrera propiamente dicha, con un detalle que hay que reseñar y al que se refiere muy bien Jaime en su crónica (enlace Jaime), … “Cuidado con lo que pides, porque a veces se cumple…”; a lo cual añado yo: “…se cumple… y puede jugar en tu contra…”).

Ha estado toda la semana nublado en Boston y lloviendo con cierta intensidad y las previsiones que se han dado para la carrera son peores aún en cuanto a lluvia y aire en contra…
Nos pegamos todo el fin de semana mirando las apps del tiempo a ver cómo evolucionaba el tema… incluso el día de la carrera, en el bus camino a Hopkington, cayó una de las tormentas más fuertes que he visto en mucho tiempo. Me digo “Madre Mía, otra así y suspenden por nuestra propia seguridad…” (incluso el autobús tiene que parar en una gasolinera…). Veo hasta peligrar el “rosco”, jeje…

A medida que vamos llegando a Hopkington, el panorama de agua va amainando, y el tiempo se mantiene nublado y sin mucho aire (sobre el papel, se queda así perfecto para mi…).
Pero, ¡¡Ay amigo!!, un rato más tarde, cuando llegamos a línea de salida, el agua ha parado totalmente y el sol empieza a mostrarse poco a poco (se irá quedando cada vez más, para hacerlo de forma definitiva más tarde).
Resultado: las temperaturas llegaron en carrera hasta los 22 grados, con el sol pegando y levantando todo lo que había en el suelo, llegándose a un 95% de humedad…
Como bien advertía antes de empezar a correr Potro en el chat del grupo de Training Óscar (obviamente lo vimos luego)… “cuidado que esas condiciones son muy duras para correr”… Y tanto!!!
Es decir… “Cuidado con lo que pides… que a veces se cumple”…, como decía antes…

Aún medio nublado (durará poco) comenzamos la carrera.

La carrera se lanza los cinco primeros kilómetros en terreno muy favorable, terreno que, con dos pequeños repechos, se mantiene hasta la media maratón.
Esta primera Media Maratón hay que ir echando el freno, literalmente… Pasaré la Media en 1H23’ y frenando de verdad, si hubiera habido que pasarla en 1H19’ o en 1H20’ la hubiera pasado sin problemas con total seguridad.

Ahora bien, uno es ya veterano y va sabiendo leer las carreras y en esta media maratón va metiendo en la computadora datos que no pueden pasar desapercibidos.
El primero de ellos, es que ya sé por otros amigos y crónicas que la segunda media es dura, por lo que no hay que ir a muerte en la primera, por ello “freno” y paso en 1H23, pero sobre todo, dos acontecimientos que, uno que ya se conoce, va teniendo muy en consideración:

-                El primero de ellos es que, consecuencia de las condiciones que tenemos, estoy totalmente empapado ya en el km.7. Observo alrededor y la gente va bastante sudada también, la humedad está haciendo efecto y es muy pronto, por lo que el peligro de deshidratación, etc, es alto.
Bebo por primera vez, como siempre, en la milla 3 (nuestro km.5 aprox.) y no dejaré de beber una sola milla (cada 1,6 kms…), cuando normalmente bebo cada 2,5 kms. o cada 5 incluso… Ojito!!!

-          El otro se produce entre el km. 19 y 20, cuando pasas el Wellesley College, el famoso sitio donde las estudiantes ofrecen besos a los corredores (no paro a por uno, obviamente…).
Los gritos son ensordecedores desde casi un km. antes de la zona y, aunque no me molestan, es más normalmente siempre me gustan que me animen, observo que no me sientan del todo bien… y cuando pasamos exactamente por el punto, es realmente atronador.
En condiciones normales, como decía, me hubiera gustado… pero aquí, no me dan “alas”.
Os preguntaréis por qué… pues bien… debo ser un poco raro, pero para mí el oído en los maratones es un termómetro bastante importante…
Si empiezo a oír mal o me retumban los oídos en mi cabeza, la cosa no va bien… No he llegado a ese punto todavía, pero veo que al oído no le agrada del todo…

Puntos a tener en cuenta y no me embalo tampoco ni en esos dos kms. hasta la Media por los gritos de ánimo, y paso la Media en 1H23, pudiendo haber pasado más rápido como comentaba antes.

Hasta el km.25, la carrera aún sigue siendo un pelín favorable.
Pasado el griterío de las universitarias, mi oído vuelve a estar normal, pero yo he guardado el dato. Intento seguir disfrutando del maratón, pero ya sé y tengo claro que no va a ser una carrera fácil… además el sol comienza a pegar aún con más fuerza y la humedad ahí está…

A partir del km.27, el panorama que yo había guardado en el disco duro, comienza a hacerse realidad…
Las condiciones me están empezando a poner las piernas “duras”, a lo que se une que detecto en el cuarto dedo de mi pie una ampolla de las gordas, de esas que nacen por debajo de la uña y ejercen una presión brutal en la zona (acabaré el maratón con cuatro ampollas, dos en cada pie… la humedad y los calcetines en consecuencia empapados provocan este efecto… más aún si olvidas echarte vaselina en los dedos, como suelo hacer habitualmente).
Molesta bastante, pero hago el ejercicio de no pensar mucho en ella y así compartiremos ella y las venideras hasta cuatro, como decía, vivencias y experiencias hasta meta…

Además, a partir de ese km.27, empieza la “juerga de la buena”…
Boston es conocida entre otras muchas cosas por una larga y dura cuesta que llaman la “RompeCorazones” (con eso queda todo dicho),  lo que nadie te cuenta es que las tres “colinas” que te ponen por delante hasta llegar a ella, no tienen nada que envidiarle, especialmente una de ellas…
La carrera se está poniendo realmente dura: el calor, la humedad, la orografía de la segunda media…
Veo bastante gente andando (algo que no es muy habitual en mis ritmos y a estas alturas todavía), mareados, retirándose y alguno cayendo como “moscas” al suelo…

¡¡Ojito que hemos venido a por las medallas… nada más… nada puede pasar que impida cruzar esta última línea de meta!!.

Yo tampoco voy ya fino… Me niego a andar en las terribles cuestas, hay fuerzas para subirlas corriendo, pero no estoy para apretar en estas condiciones de carrera y hay una cosa muy clara: no voy a dejar escapar hacer esta Major por debajo de tres horas…
A partir de ahí, a poner la calculadora y a “remar” hasta meta.
En mi humilde opinión, ser maratoniano también es esto… ver que el día no está para más, saber escuchar tu cuerpo, leer la carrera y tomar este tipo de decisiones que no son las que más gustan, pero a veces son necesarias…

A partir de ahí, a hacer cuentas cada km… “ahora puedo ir hasta meta a 4:30”, pasan los kms… “ahora puedo con el colchón que tengo a 4:35 hasta meta…”, “ahora a 4:40…” y así sucesivamente…

Pasada la Rompecorazones, el terreno es algo más”benévolo” (por decir algo) hasta meta, pero aún así, te esperan todavía otras 3 ó 4 “tachuelas” que siguen sacando bien las bielas…
Sigo con mis cálculos muy pendiente y pienso que Jaime, si todo va normal, en algún momento tendrá que llegar y quizás podamos ir juntos hasta meta…

Las condiciones y sensaciones no mejoran, pero la calculadora la sigo manejando, no quiero un solo susto…
Paso el km. 35 donde ya, en cada milla, no es que coja un vaso de agua, es que cojo dos!!!.
Soy consciente que voy plenamente deshidratado por la dureza de esta segunda media,  por el calor y por la humedad. Soy muy consciente de ello…
El oído empieza a retumbar a lo bestia, los isquios empiezan a encogerse, pero insisto… soy muy muy consciente de todo lo que está pasando.
Las sensaciones musculares, piernas duras, oído retumbón, etc… es fruto todo de la deshidratación…
Lo que veo a mis alrededores… mejor no lo cuento… La carrera está haciendo mucha mella…

No se la juega uno lo más mínimo!!!

“Hay que seguir gestionando Álvaro”, me digo a mi mismo…, sigo bebiendo dos vasos de agua cada milla, calculando los ritmos para llegar por debajo de tres horas.
Nada puede estropearlo. Estoy viendo caer gente al suelo y si eso pasa, las asistencias médicas, aunque estés a escasos kms. de la meta, no te van a dejar seguir… por lo que hay que ser muy prudente y no gastar nada de más de lo necesario para cumplir y ceñirse a lo justito…

Entre el 35 y el 40 he mirado un par de veces para atrás a ver si viene Jaime, pero no le veo… Pienso… “a este se le está haciendo ‘bola’ también la segunda media… joder con Boston!!!, su puta madre!!!”.

Sigo a lo mío… pero por fin, tras beber los dos últimos vasos de agua en el último avituallamiento de la milla 25, en el km.41 aparece Jaime… “¡¡¡Vamos que el Sub3 no se nos va!!!”. Subidón!!!!

Jaime sabe que a mí, aunque seamos corredores de mejor marca, me valía el Sub3 “pelao” después de Tokyo siendo el día que era y yo sé que a él también le vale…
El subidón es cojonudo, libraremos el “mínimo exigible” para corredores de nuestro nivel y voy a cruzar mi última meta Major con mi buen amigo Jaime, con el que he compartido cuatro de las seis.

Tras los últimos giros previos en el centro de la ciudad, entramos en Boylston Street, la calle donde finaliza el Maratón de Boston.
El reloj marca al fondo de la larga recta 2H57’, sobra tiempo y me dedico a disfrutar mi momento… (hasta Jaime se me va unos metros en esa recta y los últimos 100 tendré que apretar un poco para entrar juntos…), porque dedico toda la recta a disfrutar MI MOMENTAZO !!!

Saco del cinto portageles el papel de que “hoy estoy corriendo a por mi sexta estrella”, me lo pongo en la boca, empiezo a marcar el seis con los dedos… la gente me aplaude un montón cuando lo ve… me dedico a disfrutar mi “teatro” particular toda la avenida… BUAHHH…QUE MOMENTAZO!!!!...
Y se acerca ese último arco, esa última línea de meta Major que, mirando al cielo, dando gracias por todo en estos años no sé a quién, pero dando gracias, jaja, me siento el Rey del Mundo y cruzo esa meta junto con Jaime.

No olvidaré jamás este momento !!!
Ni este compartiéndolo con mi amigo Jaime
Y acordándome de quien me sigue al otro lado
del charco ;-)).

Nada más cruzar esa maravillosa línea amarilla y azul con el unicornio, hago algo que no he hecho nunca, que es arrodillarme para besar el suelo de Boston, que se convierte para mí en un lugar a recordar toda la vida.



En lo que tiempo se refiere, “muebles librados” (2H59) y objetivo espectacular e impensable para mi hace unos años en lo que a nivel global se refiere.
No puedo describir con palabras como me sentía en ese momento.

Los siguientes diez minutos fueron pura euforia!!.
Primero recogiendo la propia medalla del maratón de Boston, que madre mía que dura de conseguir ha sido!!! (mucho me acordé de mi amigo AupaNacho, al que cuando le dije que iba a intentar las dos seguidas, Tokyo y Boston, sin apretar a saco en ninguna, pero corriendo más fuerte en Tokyo y en Boston me valía con bajar de tres horas y me dijo… “No es poco en Boston bajar de tres horas…”.
La verdad que un tío que como yo, que también ha bajado de 2:45 varias veces y de 2:40, te diga eso… me dejó un poco “loco”…, pero sí, en la segunda media entendí muy bien el por qué… Y yo que pensé que le había pillado “pesimista” ese día… jaja).

Boston "en la saca"-
La única que faltaba!!

Y luego, directo a recoger el “rosco”… que bonito momento!!!
Te reciben con las banderitas, te aplaude la gente que está alrededor, te ponen la medalla, te felicitan, fotos, e incluso algún espontáneo que se quiso hacer una foto conmigo, jajaja, me parto…
Momento de los que quedan para siempre también…



A partir de ahí, con todo lo sufrido en carrera y tal “tsunami” de emociones, uno empieza a ver las “orejillas al lobo” y aunque he gestionado bien la situación en carrera porque lo veía venir, llega el momento en que no me noto fino del todo…
Empiezo a sentirme raro y consecuencia de mi brutal deshidratación que he arrastrado en carrera…
No me la juego más, ya tengo las “preseas”. Le digo a un voluntario que me siento un poco raro y que veo algún destello blanco, que por favor me acompañe al hospital de campaña que hay en la meta para que me revisen allí…

Al voluntario le sonaba la película… puesto que cuando llego allí, me encuentro aquello con bastantes corredores... y a esos ritmos, son corredores que saben a lo que juegan…, no son “locos” que deciden correr un maratón con dos meses corriendo…
Viene una doctora y una enfermera a diagnosticarme y claramente dicen que es otro caso de deshidratación (no me creían cuando les dije que había bebido en todas las millas, pero juro que bebí y vaya si bebí…).
Tras las correspondientes tomas de tensión, saturación de oxígeno, pulso, etc… me preparan un “caldo” que a medida que vas dando un sorbo, te llena la batería como si de un cargador de móvil se tratara… Brutal!!!
En ese rato de charla hasta que recupero del todo, me intereso por esta “Magic Soup” que revitaliza al instante prácticamente. Se partían cuando le puse el nombre de “Magic Soup” y les dije que por qué no las daban en los avituallamientos, jajaja. Que pasada, no sé qué coño era pero mano de santo!!

La doctora también me comentó que en los años que llevaba dando servicio voluntariamente en la carpa de meta del maratón de Boston, no recordaba un año con tanto corredor “tocado”…, y que le daba cierto miedo porque aún quedaban todos los corredores que están por encima de tres horas, que son muchos y que quizás podrían tener colapso en la carpa…

Totalmente recuperado, era momento de celebrar la 6ª y el rosco (y por supuesto, la 5ª de Jaime, que se mete ya en un RePoker de Majors!!).


Ducha rápida, cambiarse y… que mejor en Estados Unidos que recuperar con una buena hamburguesa, todo lo grande que puedas y, si estás en Boston, que mejor sitio que el bar de la mítica serie de mi época, Cheers!!! Espectacular!!!





En Boston ha terminado para mí una preciosa historia en lo que se refiere a las 6 WORLD MARATHON MAJORS. Para mí ha sido un reto tanto a nivel deportivo, como a nivel personal, muy muy bonito.

Todo empezó con la idea de correr una Major en Berlín en 2015, por saber qué era eso de “una de las seis grandes”. Sólo eso, ya de por sí sólo una de ellas, era un auténtico sueño.
Fue sin duda una gran experiencia que me llenó, más aún por como enfoqué aquello, como un reto solidario.
Pero claro, luego vino el “cómo un maratoniano no va a correr en Nueva York” y te metes en la segunda… y ves lo difícil que por viajes, jet lag, la vida personal, etc… tiene que ser correr las seis, lo cual, provoca que la dificultad del reto, lejos de ser un obstáculo, lo convierta en un objetivo… y así vino Londres, y luego Chicago… y ahora, el apretón final con Tokyo y Boston.

Ahora, tres años y medio después de correr la primera, he cerrado las seis y, sin duda, he completado un sueño que seguro para muchos no tiene mucho valor, pero para mí si lo tiene, no sólo por el reto en sí, sino principalmente por dos razones:

-          Una, por venir de donde vengo. No hace tanto, siete años y medio, que uno tenía este aspecto, pesaba 103 kgs. y se ahogaba el primer día que salió a correr… 7 minutos!!!

Mi primo el de Zumosol...
Noviembre de Julio de 2011.
Siete años y medio después, he corrido casi 100 carreras, 34 de ellas Medias Maratones y 28 Maratones, cuyas mejores marcas conocéis del propio blog, sabéis hasta donde he llegado…
Meter entre estas carreras las 6 Majors y tener la gran medalla, viene a completar siete años y medio en los que he pedido mucho a mi cuerpo y éste, no ha escatimado nada en darme todo lo que me ha dado y que, por supuesto, se refleja en la felicidad absoluta que me proporciona este deporte.

-          Otra, el modo en que se ha desarrollado la consecución de estas Major.
A día de hoy hay alrededor de 4.000 personas que han completado las 6 Majors (obviamente, van a ser más a medida que la gente las vaya corriendo y más con el “boom” de este deporte…), pero me enorgullece mucho el hecho de haber corrido todas y cada una de ellas por méritos propios, habiéndome clasificado en todas con las marcas que se me exigían para poder asegurarme un dorsal en la línea de salida y, además, habiendo clasificado en todas ellas para salir en el primer cajón de salida.
Adicionalmente, he conseguido bajar las seis de las 3 horas (y alguna de ellas de 2H45), lo cual para mí, también es algo muy positivo por la dificultad de algunos viajes tan largos…

Respecto a las marcas, a medida que he ido corriendo las “grandes”, personalmente he considerado que aquellas que tienen “jet lag” y largo viaje no son el sitio ideal para realizar marca…
Soy una persona a la que el JetLag le afecta mucho y no descanso del todo bien.
Rápidamente asumí que las carreras transoceánicas para mí no eran el sitio para intentar tirar ese 2H38 o ponerme de nuevo por debajo de 2H40.

He de reconocer que si lo he intentado en alguna Major, pero siempre en las que no implican “cruzar charco” (Berlín y Londres):

1.- En mi primer Berlin’15, estaba el reto solidario para intentar tirar ese 2H38. Sabe Dios que llegaba como nunca, pero mi excesiva ambición en la primera media hizo que lo pagara en la segunda y me fuera a 2H43.

2.- En Londres, sí que iba a por todas, tras una gran preparación, la verdad que en carrera las cosas no funcionaron y me fui a 2H54. No hay excusa, en Europa no hay jet lag ni largos viajes y no hay mucha diferencia con viajar a Valencia o Sevilla.

3.- Y mi segundo Berlín, en 2017, no fui a por MMP, pero sí tenía un gran objetivo. Esta es una de las carreras que con más cariño recuerdo de todas las que he corrido.
Tras cinco semanas totalmente parado por una lesión de espalda que me dejó “seco”, sólo tenía 10 semanas de preparación. En 10 semanas me planté en Tiergarten y decidí tirarme (quizás un poco alocadamente para venir de dónde veníamos…) a por la clasificación de Tokyo.
Salió, y ese 2H44’ que me daba la clasificación con solo 10 semanas de preparación tras un mes parado, permitió desencadenar todo lo que ha sucedido las últimas semanas.

El resto, como decía, siempre he procurado llegar más o menos bien, buscando buenas carreras, pero nunca tirando a la marca por todo lo comentado… cruzar el charco a mí me pesa mucho… pero aún así, han salido algunas carreras muy dignas también (sobre todo New York y Tokyo).

En fin amigos, como podéis ver, estoy muy contento por como se ha desarrollado todo, la forma en que se ha conseguido, gestionado y ejecutado.

Bienvenidas!!. Ya estáis todas juntas en casita!!

Adicionalmente, el centrarme los dos/tres últimos años en completar las Majors, me ha permitido por otro lado desconectar bastante de mi intento de tirar la marca.
Tras el 2H38’ de 2015, hubo varios intentos de rebajarla donde no se consiguió, llegando a convertirse en una auténtica obsesión para mí, no lo voy a negar, pero el batacazo en Londres, nos hizo aparcar temporalmente ese objetivo (que no renunciar a él) y centrarnos en cerrar las Majors.

Ahora, con el objetivo de las Majors ya cumplido con buena nota, siento mi mente fuerte y limpia como para poder volver a afrontar el reto de la marca, salga ésta o no.
Me he limpiado mucho olvidándome de ella estos dos años, me he hecho más fuerte porque he aprendido muchas cosas y, sobre todo, hemos descubierto en el entrenamiento polarizado, que venimos aplicando desde enero, el tipo de entreno que me permite alcanzar ratios que hacía tiempo que no alcanzábamos.
Tokyo ya fue un buen ejemplo, con ese 2H47 sin entrar en anaeróbico un solo segundo y echando el freno prácticamente toda la carrera para guardar para Boston (si llego a saber lo que había en Boston, jaja, en Tokyo salgo sin cadena, jejeje… Me pasa por no leer más crónicas de Boston antes, jajaja).

Saldrá o no saldrá como decía, pero tengo algo que no tenía las últimas veces que intenté la marca: Ganas, físicas y mentales, y sobre todo, una ilusión muy recuperada y unas sensaciones en los entrenos más duros y fuertes que hacía que no tenía.
Si sale, bienvenida, que no sale… pues que me quede fuerza para hacer más intentos. No es fácil la empresa…

Con esto, queda también respondida la pregunta de aquellos que me dicen “¿Y ahora qué vas a hacer?”…
Pues eso, el mundo no se acaba en las Majors, hay más carreras, más maratones, más ciudades que correr y otras en las que quizás repetir y que esto sigue, que espero que me queden muchas buenas crónicas que escribir contando a todos los que queráis seguir leyéndome lo que sucede en el asfalto, que ojalá sea bueno.
Por cierto, el sitio donde lo voy a intentar, será en “mi” Sevilla, en Febrero de 2020. 


El camino hasta allí, os lo iré contando en próximas entradas… que carreras por el medio, si el físico lo permite, va a haber. Competir me sienta bien y los últimos años he competido algo menos de lo que lo hacía hace tres/ cuatro años y seguramente me veáis algo más compitiendo.

Por último, agradecer a todas las personas que han contribuido a que esto sea una realidad…
A las principales ya lo agradecí en las redes sociales con nombre y apellidos, pero quiero extenderlo, sin dar más nombres (porque me dejaría a alguien seguro), a todos aquellos que en algún momento habéis compartido conmigo experiencias o me habéis trasladado vuestros ánimos o apoyo en un entreno, un post, un comentario en redes, un whatsapp, una llamada, un mensaje de ánimo, una escucha, algún patrocinio o donación incluso…, a todos vosotros… UN MILLÓN DE GRACIAS !!!

Ha sido un placer compartir este circuito Major con vosotros, todo lo que ha habido que no ha sido Major y todo lo que queda por delante, que espero sea mucho!!

No os “entretengo” más en esta entrada, que ya me he liado bastante… y esto no para y ya tenemos un objetivo muy bonito (y exigente) en el horizonte.

Un abrazo para todos!!