Muy
buenas amig@s.
Aquí
estamos de nuevo, unas semanas después de Tokyo, para trasladaros lo vivido en
Boston, un lugar que para siempre va a quedar grabado en mi corazón, pues el
destino quiso que en un reto de varios años, Boston haya sido el lugar en el
que se ha culminado el circuito World Marathon Majors.
El
objetivo en Boston no era otro que traerse el “rosco”, traerse esa medalla que
certifica que has completado las 6 grandes y que por fin, ya está conmigo y no
voy a esperar al final de la crónica para mostrarla… aquí la tenéis!!!.
Llegar
a ella ha tenido su camino, no sólo en lo que a la propia maratón de Boston se
refiere, sino en lo que a evolución personal y deportiva ha significado.
Empecemos
centrándonos en la Maratón de Boston.
Quienes
me seguís a través de las redes sociales (Facebook e Instagram) observaríais en
mis publicaciones semanales que, aunque todo iba bien, mi preocupación
principal era no lesionarme estando a
las puertas de tan bonito acontecimiento.
No
iba a por marca en ninguno de los dos maratones, ni en Tokyo ni en Boston.
Apretaría algo más en Tokyo (y aún así reservé por Boston), pero no iría a por
marca en ninguno… eso sí, aunque no vayas a pegarle duro, no dejan de ser dos
maratones en seis semanas, con los largos viajes (opuestos), el turismo de Japón
por el medio, dos jet lag en poco más de un mes, desajustes, etc… más trabajo y
demás por el medio, que no paran ni perdonan…
De
ahí, que aunque los entrenos salían donde yo quería, lo principal era “dar
gracias” cada semana porque todo siguiera en su sitio… Nos ponía más cerca de
ser uno de esos 4.000 privilegiados en tener la “gran medalla”.
Con
estas, somos capaces el viernes 12/04 de ponernos en buenas condiciones en el
avión que nos lleva a Boston, acompañado de mi buen amigo Jaime.
Será
una experiencia que viviremos los dos solos, sin más compañía, compartiendo
cama y colchón (y además de verdad, jajaja), y la verdad que todo ha salido
fenomenal y no ha habido problema alguno con nada (tampoco tenía por qué).
El
mismo viernes, nada más aterrizar, nos da tiempo a ir a la Feria del Corredor, coger
el dorsal y, en mi caso, el pequeño “extra” añadido que hay que recoger cuando vas
a correr para completar la sexta de las grandes.
No
puedo ocultar que siento ya en la Feria ciertos escalofríos y cierta emoción en
este momento puntual.
Sábado
y domingo tocó turisteo, controlando bien para no agotarse, si bien, Boston,
además de ser una ciudad maravillosa y totalmente distinta a todo lo visto
hasta ahora en América (con un toque más “british - irish”), no es una ciudad
excesivamente grande, por lo que tenemos tiempo los días anteriores y posteriores
para distribuir correctamente la ciudad y verla de sobra sin excesivos agobios.
Sin olvidar nunca la "carga de hidratos" |
No
fue el turismo para nada mi mayor problema… mi mayor problema fue el descanso,
y no porque no hubiera tiempo para ello en nuestro acogedor y céntrico
apartamento, sino porque mis horas de descanso fueron pocas y de muy muy baja
calidad, a pesar de tener horas de sobra para descansar…
Uno
había corrido hasta ese momento 27 maratones, pero una cierta ansiedad me está
venciendo.
Las
ganas de ponerme en la línea de salida, de conseguir esa medalla, de que todo
vaya bien, de que no pase nada, que no haya imprevistos, etc… no están haciendo
otra cosa que quedarse en el disco duro (aunque intenté no hacer caso) y hacer
mella en mi descanso, lo que unido al jet lag, etc, hace que a pesar de pasar
horas suficientes tumbado, de más vueltas que un molino, con el agobio que ello
supone, entras en bucle, etc… y ni música relajante, ni nada…
Apenas
logro entre las tres noches previas a la carrera, dormir 12-14 horas, lo cual
es poco descanso, (más un jet lag por el medio) para enfrentarse al maratón.
Pero
bueno, el lunes (Boston se corre en lunes, es festivo, el “Patriots Day”), me
levanto con la energía positiva de que hoy debe ser un bonito día para mi, un
día que llevo soñando años.
A
las 4:45 estamos ya en pie para desplazarnos al parque de Boston desde el cual
salen los típicos autobuses de “Otto, el de los Simpsons”, que nos esperan para
llevarnos al pueblo donde tiene lugar la salida, Hopkington.
En
este sentido, Boston es un maratón muy parecido a New York, puesto que tienes
que levantarte a las 4:45 AM para empezar a correr a las 10:00 AM, la logística
de que te lleven a un pueblo y te suelten por la carretera hasta legar a
Boston, es lo que tiene.
Hay
que coger metro para ir a los autobuses, montar en los autobuses, ir a
Hopkington y estar allí esperando en las carpas dos horas hasta que te dan paso
a la zona de salida…
Todo,
eso sí, perfectamente organizado y donde no falta de nada en esos tiempos de
espera… café, té, baggles, fruta, geles, baños…
En
mi caso, yo me llevo mi propio desayuno,
puesto que yo no soy de experimentar el día de la carrera.
Boston
tiene una organización espectacular digna de elogio y felicitación. Se nota que
nadie lleva más años organizando un maratón (123ª edición, no lo olvidemos).
Esperando en las carpas antes de acceder a los cajones de salida. |
Después
del repaso al “pre”, empezamos a centrarnos en la carrera propiamente dicha,
con un detalle que hay que reseñar y al que se refiere muy bien Jaime en su
crónica (enlace Jaime), … “Cuidado con
lo que pides, porque a veces se cumple…”; a lo cual añado yo: “…se cumple… y puede jugar en tu contra…”).
Ha
estado toda la semana nublado en Boston y lloviendo con cierta intensidad y las
previsiones que se han dado para la carrera son peores aún en cuanto a lluvia y
aire en contra…
Nos
pegamos todo el fin de semana mirando las apps del tiempo a ver cómo
evolucionaba el tema… incluso el día de la carrera, en el bus camino a
Hopkington, cayó una de las tormentas más fuertes que he visto en mucho tiempo.
Me digo “Madre Mía, otra así y suspenden por nuestra propia seguridad…”
(incluso el autobús tiene que parar en una gasolinera…). Veo hasta peligrar el
“rosco”, jeje…
A medida que vamos llegando a Hopkington, el panorama de agua va amainando, y el tiempo se mantiene nublado y sin mucho aire (sobre el papel, se queda así perfecto para mi…).
Pero,
¡¡Ay amigo!!, un rato más tarde, cuando llegamos a línea de salida, el agua ha
parado totalmente y el sol empieza a mostrarse poco a poco (se irá quedando
cada vez más, para hacerlo de forma definitiva más tarde).
Resultado:
las temperaturas llegaron en carrera hasta los 22 grados, con el sol pegando y
levantando todo lo que había en el suelo, llegándose a un 95% de humedad…
Como
bien advertía antes de empezar a correr Potro en el chat del grupo de Training
Óscar (obviamente lo vimos luego)… “cuidado que esas condiciones son muy duras
para correr”… Y tanto!!!
Es
decir… “Cuidado con lo que pides… que
a veces se cumple”…, como decía antes…
Aún
medio nublado (durará poco) comenzamos la carrera.
La
carrera se lanza los cinco primeros kilómetros en terreno muy favorable,
terreno que, con dos pequeños repechos, se mantiene hasta la media maratón.
Esta
primera Media Maratón hay que ir echando el freno, literalmente… Pasaré la Media
en 1H23’ y frenando de verdad, si hubiera habido que pasarla en 1H19’ o en 1H20’
la hubiera pasado sin problemas con total seguridad.
Ahora
bien, uno es ya veterano y va sabiendo leer las carreras y en esta media
maratón va metiendo en la computadora datos que no pueden pasar desapercibidos.
El
primero de ellos, es que ya sé por otros amigos y crónicas que la segunda media
es dura, por lo que no hay que ir a muerte en la primera, por ello “freno” y
paso en 1H23, pero sobre todo, dos acontecimientos que, uno que ya se conoce, va
teniendo muy en consideración:
- El primero de ellos es que, consecuencia de las condiciones que
tenemos, estoy totalmente empapado ya en el km.7. Observo alrededor y la gente
va bastante sudada también, la humedad está haciendo efecto y es muy pronto, por
lo que el peligro de deshidratación, etc, es alto.
Bebo
por primera vez, como siempre, en la milla 3 (nuestro km.5 aprox.) y no dejaré
de beber una sola milla (cada 1,6 kms…), cuando normalmente bebo cada 2,5 kms.
o cada 5 incluso… Ojito!!!
-
El otro se produce entre el km. 19 y 20, cuando pasas el Wellesley College, el famoso sitio donde las estudiantes ofrecen besos a los corredores (no
paro a por uno, obviamente…).
Los
gritos son ensordecedores desde casi un km. antes de la zona y, aunque no me
molestan, es más normalmente siempre me gustan que me animen, observo que no me
sientan del todo bien… y cuando pasamos exactamente por el punto, es realmente
atronador.
En
condiciones normales, como decía, me hubiera gustado… pero aquí, no me dan
“alas”.
Os
preguntaréis por qué… pues bien… debo ser un poco raro, pero para mí el oído en
los maratones es un termómetro bastante importante…
Si
empiezo a oír mal o me retumban los oídos en mi cabeza, la cosa no va bien… No
he llegado a ese punto todavía, pero veo que al oído no le agrada del todo…
Puntos
a tener en cuenta y no me embalo tampoco ni en esos dos kms. hasta la Media por
los gritos de ánimo, y paso la Media en 1H23, pudiendo haber pasado más rápido
como comentaba antes.
Hasta
el km.25, la carrera aún sigue siendo un pelín favorable.
Pasado
el griterío de las universitarias, mi oído vuelve a estar normal, pero yo he
guardado el dato. Intento seguir disfrutando del maratón, pero ya sé y tengo
claro que no va a ser una carrera fácil… además el sol comienza a pegar aún con
más fuerza y la humedad ahí está…
A
partir del km.27, el panorama que yo había guardado en el disco duro, comienza
a hacerse realidad…
Las
condiciones me están empezando a poner las piernas “duras”, a lo que se une que
detecto en el cuarto dedo de mi pie una ampolla de las gordas, de esas que
nacen por debajo de la uña y ejercen una presión brutal en la zona (acabaré el
maratón con cuatro ampollas, dos en cada pie… la humedad y los calcetines en
consecuencia empapados provocan este efecto… más aún si olvidas echarte
vaselina en los dedos, como suelo hacer habitualmente).
Molesta
bastante, pero hago el ejercicio de no pensar mucho en ella y así compartiremos
ella y las venideras hasta cuatro, como decía, vivencias y experiencias hasta
meta…
Además,
a partir de ese km.27, empieza la “juerga de la buena”…
Boston
es conocida entre otras muchas cosas por una larga y dura cuesta que llaman la
“RompeCorazones” (con eso queda todo dicho), lo que nadie te cuenta es que las tres “colinas”
que te ponen por delante hasta llegar a ella, no tienen nada que envidiarle, especialmente
una de ellas…
La
carrera se está poniendo realmente dura: el calor, la humedad, la orografía de
la segunda media…
Veo
bastante gente andando (algo que no es muy habitual en mis ritmos y a estas
alturas todavía), mareados, retirándose y alguno cayendo como “moscas” al
suelo…
¡¡Ojito
que hemos venido a por las medallas… nada más… nada puede pasar que impida
cruzar esta última línea de meta!!.
Yo
tampoco voy ya fino… Me niego a andar en las terribles cuestas, hay fuerzas para
subirlas corriendo, pero no estoy para apretar en estas condiciones de carrera
y hay una cosa muy clara: no voy a dejar escapar hacer esta Major por debajo de
tres horas…
A
partir de ahí, a poner la calculadora y a “remar” hasta meta.
En
mi humilde opinión, ser maratoniano también es esto… ver que el día no está
para más, saber escuchar tu cuerpo, leer la carrera y tomar este tipo de
decisiones que no son las que más gustan, pero a veces son necesarias…
A
partir de ahí, a hacer cuentas cada km… “ahora puedo ir hasta meta a 4:30”,
pasan los kms… “ahora puedo con el colchón que tengo a 4:35 hasta meta…”,
“ahora a 4:40…” y así sucesivamente…
Pasada
la Rompecorazones, el terreno es algo más”benévolo” (por decir algo) hasta
meta, pero aún así, te esperan todavía otras 3 ó 4 “tachuelas” que siguen sacando
bien las bielas…
Sigo
con mis cálculos muy pendiente y pienso que Jaime, si todo va normal, en algún
momento tendrá que llegar y quizás podamos ir juntos hasta meta…
Las
condiciones y sensaciones no mejoran, pero la calculadora la sigo manejando, no
quiero un solo susto…
Paso
el km. 35 donde ya, en cada milla, no es que coja un vaso de agua, es que cojo
dos!!!.
Soy
consciente que voy plenamente deshidratado por la dureza de esta segunda media,
por el calor y por la humedad. Soy muy
consciente de ello…
El
oído empieza a retumbar a lo bestia, los isquios empiezan a encogerse, pero insisto…
soy muy muy consciente de todo lo que está pasando.
Las
sensaciones musculares, piernas duras, oído retumbón, etc… es fruto todo de la
deshidratación…
Lo
que veo a mis alrededores… mejor no lo cuento… La carrera está haciendo mucha
mella…
No se la juega uno lo más mínimo!!! |
“Hay
que seguir gestionando Álvaro”, me digo a mi mismo…, sigo bebiendo dos vasos de
agua cada milla, calculando los ritmos para llegar por debajo de tres horas.
Nada
puede estropearlo. Estoy viendo caer gente al suelo y si eso pasa, las
asistencias médicas, aunque estés a escasos kms. de la meta, no te van a dejar
seguir… por lo que hay que ser muy prudente y no gastar nada de más de lo necesario
para cumplir y ceñirse a lo justito…
Entre
el 35 y el 40 he mirado un par de veces para atrás a ver si viene Jaime, pero
no le veo… Pienso… “a este se le está haciendo ‘bola’ también la segunda media…
joder con Boston!!!, su puta madre!!!”.
Sigo
a lo mío… pero por fin, tras beber los dos últimos vasos de agua en el último
avituallamiento de la milla 25, en el km.41 aparece Jaime… “¡¡¡Vamos que el
Sub3 no se nos va!!!”. Subidón!!!!
Jaime
sabe que a mí, aunque seamos corredores de mejor marca, me valía el Sub3
“pelao” después de Tokyo siendo el día que era y yo sé que a él también le
vale…
El
subidón es cojonudo, libraremos el “mínimo exigible” para corredores de nuestro
nivel y voy a cruzar mi última meta Major con mi buen amigo Jaime, con el que
he compartido cuatro de las seis.
Tras
los últimos giros previos en el centro de la ciudad, entramos en Boylston
Street, la calle donde finaliza el Maratón de Boston.
El
reloj marca al fondo de la larga recta 2H57’, sobra tiempo y me dedico a
disfrutar mi momento… (hasta Jaime se me va unos metros en esa recta y los últimos
100 tendré que apretar un poco para entrar juntos…), porque dedico toda la
recta a disfrutar MI MOMENTAZO !!!
Saco
del cinto portageles el papel de que “hoy estoy corriendo a por mi sexta
estrella”, me lo pongo en la boca, empiezo a marcar el seis con los dedos… la
gente me aplaude un montón cuando lo ve… me dedico a disfrutar mi “teatro”
particular toda la avenida… BUAHHH…QUE MOMENTAZO!!!!...
Y
se acerca ese último arco, esa última línea de meta Major que, mirando al
cielo, dando gracias por todo en estos años no sé a quién, pero dando gracias,
jaja, me siento el Rey del Mundo y cruzo esa meta junto con Jaime.
No olvidaré jamás este momento !!! |
Ni este compartiéndolo con mi amigo Jaime |
Y acordándome de quien me sigue al otro lado del charco ;-)). |
Nada
más cruzar esa maravillosa línea amarilla y azul con el unicornio, hago algo
que no he hecho nunca, que es arrodillarme para besar el suelo de Boston, que
se convierte para mí en un lugar a recordar toda la vida.
En
lo que tiempo se refiere, “muebles librados” (2H59) y objetivo espectacular e impensable
para mi hace unos años en lo que a nivel global se refiere.
No
puedo describir con palabras como me sentía en ese momento.
Los
siguientes diez minutos fueron pura euforia!!.
Primero
recogiendo la propia medalla del maratón de Boston, que madre mía que dura de
conseguir ha sido!!! (mucho me acordé de mi amigo AupaNacho, al que cuando le
dije que iba a intentar las dos seguidas, Tokyo y Boston, sin apretar a saco en
ninguna, pero corriendo más fuerte en Tokyo y en Boston me valía con bajar de
tres horas y me dijo… “No es poco en Boston bajar de tres horas…”.
La
verdad que un tío que como yo, que también ha bajado de 2:45 varias veces y de
2:40, te diga eso… me dejó un poco “loco”…, pero sí, en la segunda media
entendí muy bien el por qué… Y yo que pensé que le había pillado “pesimista”
ese día… jaja).
Boston "en la saca"- La única que faltaba!! |
Y
luego, directo a recoger el “rosco”… que bonito momento!!!
Te
reciben con las banderitas, te aplaude la gente que está alrededor, te ponen la
medalla, te felicitan, fotos, e incluso algún espontáneo que se quiso hacer una
foto conmigo, jajaja, me parto…
Momento
de los que quedan para siempre también…
A
partir de ahí, con todo lo sufrido en carrera y tal “tsunami” de emociones, uno
empieza a ver las “orejillas al lobo” y aunque he gestionado bien la situación
en carrera porque lo veía venir, llega el momento en que no me noto fino del
todo…
Empiezo
a sentirme raro y consecuencia de mi brutal deshidratación que he arrastrado en
carrera…
No
me la juego más, ya tengo las “preseas”. Le digo a un voluntario que me siento
un poco raro y que veo algún destello blanco, que por favor me acompañe al
hospital de campaña que hay en la meta para que me revisen allí…
Al
voluntario le sonaba la película… puesto que cuando llego allí, me encuentro
aquello con bastantes corredores... y a esos ritmos, son corredores que saben a
lo que juegan…, no son “locos” que deciden correr un maratón con dos meses
corriendo…
Viene
una doctora y una enfermera a diagnosticarme y claramente dicen que es otro
caso de deshidratación (no me creían cuando les dije que había bebido en todas
las millas, pero juro que bebí y vaya si bebí…).
Tras
las correspondientes tomas de tensión, saturación de oxígeno, pulso, etc… me
preparan un “caldo” que a medida que vas dando un sorbo, te llena la batería
como si de un cargador de móvil se tratara… Brutal!!!
En
ese rato de charla hasta que recupero del todo, me intereso por esta “Magic Soup”
que revitaliza al instante prácticamente. Se partían cuando le puse el nombre
de “Magic Soup” y les dije que por qué no las daban en los avituallamientos,
jajaja. Que pasada, no sé qué coño era pero mano de santo!!
La
doctora también me comentó que en los años que llevaba dando servicio
voluntariamente en la carpa de meta del maratón de Boston, no recordaba un año
con tanto corredor “tocado”…, y que le daba cierto miedo porque aún quedaban
todos los corredores que están por encima de tres horas, que son muchos y que
quizás podrían tener colapso en la carpa…
Totalmente
recuperado, era momento de celebrar la 6ª y el rosco (y por supuesto, la 5ª de
Jaime, que se mete ya en un RePoker de Majors!!).
Ducha
rápida, cambiarse y… que mejor en Estados Unidos que recuperar con una buena
hamburguesa, todo lo grande que puedas y, si estás en Boston, que mejor sitio
que el bar de la mítica serie de mi época, Cheers!!! Espectacular!!!
En
Boston ha terminado para mí una preciosa historia en lo que se refiere a las 6 WORLD MARATHON MAJORS. Para mí
ha sido un reto tanto a nivel deportivo, como a nivel personal, muy muy bonito.
Todo
empezó con la idea de correr una Major en Berlín en 2015, por saber qué era eso
de “una de las seis grandes”. Sólo eso, ya de por sí sólo una de ellas, era un
auténtico sueño.
Fue
sin duda una gran experiencia que me llenó, más aún por como enfoqué aquello,
como un reto solidario.
Pero
claro, luego vino el “cómo un maratoniano no va a correr en Nueva York” y te
metes en la segunda… y ves lo difícil que por viajes, jet lag, la vida
personal, etc… tiene que ser correr las seis, lo cual, provoca que la
dificultad del reto, lejos de ser un obstáculo, lo convierta en un objetivo… y
así vino Londres, y luego Chicago… y ahora, el apretón final con Tokyo y
Boston.
Ahora,
tres años y medio después de correr la primera, he cerrado las seis y, sin
duda, he completado un sueño que seguro para muchos no tiene mucho valor, pero
para mí si lo tiene, no sólo por el reto en sí, sino principalmente por dos
razones:
-
Una, por venir de donde vengo. No hace tanto, siete años y medio,
que uno tenía este aspecto, pesaba 103 kgs. y se ahogaba el primer día que
salió a correr… 7 minutos!!!
Mi primo el de Zumosol... Noviembre de Julio de 2011. |
Siete
años y medio después, he corrido casi 100 carreras, 34 de ellas Medias
Maratones y 28 Maratones, cuyas mejores marcas conocéis del propio blog, sabéis
hasta donde he llegado…
Meter
entre estas carreras las 6 Majors y tener la gran medalla, viene a completar
siete años y medio en los que he pedido mucho a mi cuerpo y éste, no ha
escatimado nada en darme todo lo que me ha dado y que, por supuesto, se refleja
en la felicidad absoluta que me proporciona este deporte.
-
Otra, el modo en que se ha desarrollado la consecución de estas
Major.
A
día de hoy hay alrededor de 4.000 personas que han completado las 6 Majors
(obviamente, van a ser más a medida que la gente las vaya corriendo y más con
el “boom” de este deporte…), pero me enorgullece mucho el hecho de haber
corrido todas y cada una de ellas por méritos propios, habiéndome clasificado
en todas con las marcas que se me exigían para poder asegurarme un dorsal en la
línea de salida y, además, habiendo clasificado en todas ellas para salir en el
primer cajón de salida.
Adicionalmente,
he conseguido bajar las seis de las 3 horas (y alguna de ellas de 2H45), lo
cual para mí, también es algo muy positivo por la dificultad de algunos viajes
tan largos…
Respecto
a las marcas, a medida que he ido corriendo las “grandes”, personalmente he
considerado que aquellas que tienen “jet lag” y largo viaje no son el sitio
ideal para realizar marca…
Soy
una persona a la que el JetLag le afecta mucho y no descanso del todo bien.
Rápidamente
asumí que las carreras transoceánicas para mí no eran el sitio para intentar
tirar ese 2H38 o ponerme de nuevo por debajo de 2H40.
He
de reconocer que si lo he intentado en alguna Major, pero siempre en las que no
implican “cruzar charco” (Berlín y Londres):
1.-
En mi primer Berlin’15, estaba el reto solidario para intentar tirar ese 2H38.
Sabe Dios que llegaba como nunca, pero mi excesiva ambición en la primera media
hizo que lo pagara en la segunda y me fuera a 2H43.
2.-
En Londres, sí que iba a por todas, tras una gran preparación, la verdad que en
carrera las cosas no funcionaron y me fui a 2H54. No hay excusa, en Europa no
hay jet lag ni largos viajes y no hay mucha diferencia con viajar a Valencia o
Sevilla.
3.-
Y mi segundo Berlín, en 2017, no fui a por MMP, pero sí tenía un gran objetivo.
Esta es una de las carreras que con más cariño recuerdo de todas las que he
corrido.
Tras
cinco semanas totalmente parado por una lesión de espalda que me dejó “seco”,
sólo tenía 10 semanas de preparación. En 10 semanas me planté en Tiergarten y
decidí tirarme (quizás un poco alocadamente para venir de dónde veníamos…) a
por la clasificación de Tokyo.
Salió,
y ese 2H44’ que me daba la clasificación con solo 10 semanas de preparación
tras un mes parado, permitió desencadenar todo lo que ha sucedido las últimas
semanas.
El
resto, como decía, siempre he procurado llegar más o menos bien, buscando
buenas carreras, pero nunca tirando a la marca por todo lo comentado… cruzar el
charco a mí me pesa mucho… pero aún así, han salido algunas carreras muy dignas
también (sobre todo New York y Tokyo).
En
fin amigos, como podéis ver, estoy muy contento por como se ha desarrollado
todo, la forma en que se ha conseguido, gestionado y ejecutado.
Bienvenidas!!. Ya estáis todas juntas en casita!! |
Adicionalmente,
el centrarme los dos/tres últimos años en completar las Majors, me ha permitido
por otro lado desconectar bastante de mi intento de tirar la marca.
Tras
el 2H38’ de 2015, hubo varios intentos de rebajarla donde no se consiguió,
llegando a convertirse en una auténtica obsesión para mí, no lo voy a negar,
pero el batacazo en Londres, nos hizo aparcar temporalmente ese objetivo (que
no renunciar a él) y centrarnos en cerrar las Majors.
Ahora,
con el objetivo de las Majors ya cumplido con buena nota, siento mi mente
fuerte y limpia como para poder volver a afrontar el reto de la marca, salga ésta
o no.
Me
he limpiado mucho olvidándome de ella estos dos años, me he hecho más fuerte
porque he aprendido muchas cosas y, sobre todo, hemos descubierto en el entrenamiento
polarizado, que venimos aplicando desde enero, el tipo de entreno que me
permite alcanzar ratios que hacía tiempo que no alcanzábamos.
Tokyo
ya fue un buen ejemplo, con ese 2H47 sin entrar en anaeróbico un solo segundo y
echando el freno prácticamente toda la carrera para guardar para Boston (si
llego a saber lo que había en Boston, jaja, en Tokyo salgo sin cadena, jejeje… Me
pasa por no leer más crónicas de Boston antes, jajaja).
Saldrá
o no saldrá como decía, pero tengo algo que no tenía las últimas veces que
intenté la marca: Ganas, físicas y mentales, y sobre todo, una ilusión muy
recuperada y unas sensaciones en los entrenos más duros y fuertes que hacía que
no tenía.
Si
sale, bienvenida, que no sale… pues que me quede fuerza para hacer más
intentos. No es fácil la empresa…
Con
esto, queda también respondida la pregunta de aquellos que me dicen “¿Y ahora
qué vas a hacer?”…
Pues
eso, el mundo no se acaba en las Majors, hay más carreras, más maratones, más
ciudades que correr y otras en las que quizás repetir y que esto sigue, que
espero que me queden muchas buenas crónicas que escribir contando a todos los
que queráis seguir leyéndome lo que sucede en el asfalto, que ojalá sea bueno.
Por
cierto, el sitio donde lo voy a intentar, será en “mi” Sevilla, en Febrero de
2020.
El camino hasta allí, os lo iré contando en próximas entradas… que
carreras por el medio, si el físico lo permite, va a haber. Competir me sienta
bien y los últimos años he competido algo menos de lo que lo hacía hace tres/
cuatro años y seguramente me veáis algo más compitiendo.
Por
último, agradecer a todas las personas que han contribuido a que esto sea una
realidad…
A
las principales ya lo agradecí en las redes sociales con nombre y apellidos, pero
quiero extenderlo, sin dar más nombres (porque me dejaría a alguien seguro), a
todos aquellos que en algún momento habéis compartido conmigo experiencias o me
habéis trasladado vuestros ánimos o apoyo en un entreno, un post, un comentario
en redes, un whatsapp, una llamada, un mensaje de ánimo, una escucha, algún
patrocinio o donación incluso…, a todos vosotros… UN MILLÓN DE GRACIAS !!!
Ha
sido un placer compartir este circuito Major con vosotros, todo lo que ha
habido que no ha sido Major y todo lo que queda por delante, que espero sea
mucho!!
No
os “entretengo” más en esta entrada, que ya me he liado bastante… y esto no
para y ya tenemos un objetivo muy bonito (y exigente) en el horizonte.
Un
abrazo para todos!!
Enhorabuena primo !! quien te ha visto y quien te ve...
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